domingo, 17 de octubre de 2010

Chepo de la Torre, qué triste debes estar

 Chepo, siempre a la sombra de Vucetich.

Vucetich ganó el duelo y confirmó lo que todo el norte sabía. Por su parte, Chepo de la Torre, triste y desconsoladamente, será el director ténico de la selección mexicana de fútbol, como toda la afición del centro de méxico deseaba. 
¿Qué sentirá Chepo, al saber que ganará el banquillo del Tri no debido a su capacidad, sino por el desprecio de Victor Manuel Vucetich?
En medio de este surrealista fútbol, sólo un lúcido como "El Vuce" es capáz de prácticas sensatas: "Quédense con su selección de artificio, yo me quedo con un equipo de verdad".

viernes, 15 de octubre de 2010

Garrincha: un relato y un poema


A un pase de Didí, Garrincha avanza
con el cuero a los pies, el ojo atento,
dribla una vez, y dos, luego descansa
cual si midiera el riesgo del momento.

Tiene el presentimiento, y va y se lanza
más rápido que el propio pensamiento,
dribla dos veces más, la bola danza
feliz entre sus pies, ¡los pies del viento!

En éxtasis, la multitud contrita,
en un acto de muerte se alza y grita
en unísono canto de esperanza.

Garrincha, el ángel, oye y asiente: ¡goooool!
Es pura imagen: la G chuta la O
dentro del arco, la L. ¡Es pura danza!


A um passe de Didi, Garrincha avança
Colado o couro aos pés, o olhar atento
Dribla um, dribla dois, depois descansa
Como a medir o lance do momento.

Vem-lhe o pressentimento; ele se lança

Mais rápido que o próprio pensamento
Dribla mais um, mais dois; a bola trança
Feliz, entre seus pés – um pé-de-vento!

Num só transporte a multidão contrita

Em ato de morte se levanta e grita
Seu uníssono canto de esperança.

Garrincha, o anjo, escuta e atende: – Goooool!

É pura imagem: um g que chuta um o
Dentro da meta, um l. É pura dança!

Vinicius de Moraes

domingo, 26 de septiembre de 2010

Directivos necios que acusáis al jugador sin razón.

La noticia dio vuelta al mundo: jugadores de la selección mexicana habían sido multados por realizar una fiesta con mujeres y alcohol después de su partido molero contra Colombia. Desde luego, las carcajadas no se hicieron esperar, y los primeros en reir fueron los mismos futbolistas sancionados. No era para menos.
Resulta risible —mas no sorprendente— que el fútbol mexicano siga siendo uno de apariencias, que actúa a punta de periodicazos y salga a flote sólo por golpes de suerte. Recordemos que el último gran triunfo del fútbol mexicano se llamó campeonato mundial sub17, y desde entonces los fracazos han sido el común denominador. 
El problema es simple: nuestras queridas televisoras —dueñas absolutas del fútbol profesional— nos han querido vender el espejo de que pertenecemos a las grandes élites del fútbol, cosa más falsa que un billete de 30 pesos con la imágen de Felipe Calderón. Somos un fútbol en eterno desarrollo, que aparenta no querer progresar y con falencias tan claras que asombra el hecho de que no se hayan corregido en décadas. 
Los señores directivos de la Federación Mexicana de Fútbol, generadora de un superávit de 400 millones de dóllares, han sido incapaces de generar fuerzas básicas de calidad, programar partidos que ayuden al desarrollo de la selección mexicana y de disminuir el número de extranjeros en la liga local. Se limitan a explotar a la gallina de huevos de oro —que, asombrosamente, no se agota conforme pasa el tiempo— e involuntariamente le indican al futbolista que, dentro de una institución cuyo estandarte son los circos, también  ellos poseen libertad para tender su carpa.
No es culpa de los seleccionados el sufrimiento tradicional para calificar al campeonato del mundo cada cuatro años, ni  que el mayor goleador mexicano en europa durante el año pasado haya sido un nacionalizado —quien anotó la asombrosa cantidad de... cinco goles—, sin embargo, los directivos se encargan de aparentar que, sancionando a los fútbolistas por un festejo tan común como lo es una fiesta después de romper concentración, ayudarán a mejorar la imágen que se tiene de nuestra liga en el extranjero; sin darse cuenta de que la falta de disciplina es un algo proveniente desde los puestos de pantalón largo y, por ende, lo único que  hacen con la imágen del nuestro mal tratado deporte al aplicar sanciones tan incoherentes como deslumbrantes, es pintarle una sonrisa cada vez más larga a ese enorme y deprimente payaso llamado Fútbol Mexicano.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ikeriónida - Elena Medel


Hoy -como siempre- tú eres el protagonista,
supernova ángulo a ángulo de mi universo;
ningún meteorito de cristal rasga tu aura.
¿Cicatriz en azul, estigma de nube, mon très doux enfant?
Tú eterno, ahora imagina; lo que rechazas -pateado-
es mi corazón, que se precipita hacia tu red.
Rebota contra tus tobillos, carrilero a tu clavícula.
Así es: no entiende de contrarios ni tarjetas.
Iker Casillas, mírate rasgando el aire,
perfecto al derramarte de alegría, inmortal,
¿domador de serpientes, mi patria de cometas?
No dejes de competir en belleza con los astros:
tú eres uno, y esta batalla es tuya y de tus ojos,
tuya y de tus labios expectantes de elegía.
Frágil azar -brizna de aire atravesando tu templo-,
seré sacerdotisa servicial desde la banda, por siempre
admirándote crecido en tu estirpe de triunfo,
delicatessen tu mentón, Apolo mío Iker Casillas.

jueves, 11 de febrero de 2010

Monterrey es el país.


Sí, Monterrey regaló el partido en Sao Paulo con la intención de ganar el clásico del fin de semana. ¿Qué hay para decir?
  • Es comprensible: el fútbol, por más que para muchos se vuelva una pasión, no deja de ser sólo negocio. La directiva de Rayados comprende eso, los aficionados también y todo aquél lo suficientemente Rayado sabe que el clásico vende —y mueve— más que un partido contra Real Madrid.
  • Rayados está en su derecho de hacer la alineación que quiera contra el rival que desee, simplemente por haber ganado su pase jugando contra los equipos de quienes hoy lo critican.
  • Sí, Monterrey es el país y a nadie ajeno al estado de Nuevo León le importa el resultado del clásico del norte. ¿Comprende, acaso, el resto del país que en el norte a nadie le importa el resultado del Clásico joven —que poco tiene de clásico y de joven—, así como del Superclásico Nacional —que de super y nacional sólo tiene el marketing a su alrededor—?
  • Sí, Monterrey es un equipo regional —campeón de la región llamada Estados Unidos Mexicanos— y un equipo pequeño —quien derrotó a los erroneamente denominados equipos grandes—.
  • Sí, Monterrey es un rancho y un pueblo como dicen los aficionados del resto de los equipos Mexicanos: un pueblo que tiene el menor índice de emigración —porque aquí sí hay trabajo—, un rancho con más museos que cualquier otra ciudad a excepción de la capital del país —si es que, con su nivel de pobreza y analfabetismo, se les puede llamar ciudad a Morelia, Pachuca, Guadalajara o Torreón, entre otros lugares— y que curiosamente tiene el último lugar en rezago social.
  • Sí, Monterrey ocupa una plaza de México en la Copa Libertadores, pero NO, Monterrey no juega por México, Monterrey juega por sí mismo, por su afición y su propio Club, porque Monterrey es el país y punto.

martes, 11 de agosto de 2009

Los que se van: Henrik Larsson

Mientras en México se habla del partido contra Estados Unidos, del regreso de Omar Bravo luego de su fracaso en Europa y del mal paso que está teniendo el campeón Pumas; en un pequeño equipo de Suecia se retira Henrik Larsson, uno de los mejores delanteros en la historia del fútbol.
Larsson no vende periódicos ni incrementa ratings de medios mexicanos, por eso se le dedica solamente un espacio pequeño, menor al de los comentarios de Cuahtemoc Blanco sobre el noviazgo de Giovanni o al de la "noticia" de haber encontrado un pastel con mensaje anti Tri.
Se habla de que Larsson se retira lesionado, de los equipos en los que estuvo y la edad a la que debutó. En ninguna linea se lee de sus cuatrocientos goles en setecientos sesenta y siete partidos, de que rompió todas las redes en los estadios de escocia ni de que emigró al Barcelona sólo por ambición.
A final de cuentas, quizá sea mejor que no lo mencionen, que no se dediquen a ensuciar el nombre de este goleador, y sigan envueltos en su burbuja mediocre mientras el tiempo le otorga a Henrik Larsson su gloria merecida.

viernes, 7 de agosto de 2009

Sin talento no busques grandeza

Es incapáz de salir de entre dos defenzas con el balón en sus pies, no tiene tiro de media ni larga distancia, nunca le ha ganado a un contrario en velocidad y su drible es peor que el de un Terminator T-800. A pesar de todo esto, la prensa capitalina —la primitiva y anticuada prensa capitalina— se aferró en asegurar que era el más completo centro delantero que México había formado en muchísimo tiempo y, amparados en la ilusión de sus 101 goles en Chivas de Guadalajara, le pronosticaban un futuro arrasador en las ligas europeas.
El fracaso de Omar Bravo no es culpa de él, pues siempre fue un jugador de clase media arropado por muchos jugadores de mayor calidad que, en una liga mediocre como la mexicana, se encargaban de ponerle una cantidad infinita de balones en el área para que él pudiera hacer lo mejor que sabía, lo único que sabía hacer: esconderse detrás de los defensas para aparecer por sorpresa y rematar a gol. Mientras en el resto de méxico la gente hablaba de la cantidad de oportunidades que había desperdiciado en un mismo juego, los románticos de Jalisco y el centro del país no debajan de comentar sobre su racha de varios juegos anotando. Es por eso que su triste suerte en el Deportivo la Coruña se debe más al afán de una prensa amarillista, al cambio de imagen que Jorge Vergara aplicó sobre Chivas y del que Bravo fue pieza clave, y de la insistente necesidad de encontrar un becerro de oro al que sus fanáticos pudieran adorar. En realidad, Omar bravo no es más que un engañado más en esta estafa, un hombre que por voces de otros y no apreciar su propio nivel, terminó creyendo que era en realidad el crack que México había buscado por tantos años, que podía burlar a todos los defensas que se le plantaran enfrente, que su tiro de media distancia era similar al de los jugadores ingleses, que podía correr por las mañanas junto a Usain Bolt y que su drible era tan técnico y marcado como un baile de John Travolta.

Años antes Los Tigres del Norte habían advertido a todos los que quisieran ser jefes de jefes que "Sin talento no busques grandeza, porque nunca la vas a tener", y Omar Bravo, envuelto por toda la idolatría de medio país, una ciudad, y los principales medios, terminó olvidando que su nivel no pertenece al fútbol europeo ni a otro lado sino al de esta láguida, decayente, surrealista e infeliz liga llamada Primera División Mexicana.
Bienvenido de nuevo a casa, Rey Tuerto.